lunes, 11 de marzo de 2013

La Enseñanza, Casa de la Ciudad; Librería El Parnaso


Una costumbre que tengo arraigada, cuando viajo, es la de visitar lugares que de alguna u otra forma me generan una expectativa. Lo fue la Casa de la Cultura “La 68” en Mérida, Yucatán; la Casa de la Torre (Museo Robert Brady) en Cuernavaca o La Ciudadela (La Ciudad de los Libros), en el Distrito Federal. La arquitectura, la apuesta cultural, el ambiente, los libros, son elementos que cuando se conjugan con creatividad y rigurosidad logran, en mí, un intenso hedonismo cognitivo.
Caminar por las calles me es una actividad poco apreciada. Soy un anti-flâneur. Pero tengo momentos de trotamundos. Hay lugares que me hacen dejar el espacio vital.
Una intención casi fetichista me hizo salir de la casa esa tarde. Buscar “un lugar”. Encontrar las luces y sombras otras. Así, con esa encomienda, es como llegué a La Enseñanza, Casa de la Ciudad. Ubicada en el centro de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, me pareció una joya arquitectónica y cultural. La enseñanza… es una ciudad dentro de otra. Callejones, habitaciones, corredores, escaleras, puertas (casi incontables), rumbos, rincones, paredes que se pierden, piedras que se funden en sí mismas. Recorrer la enseñanza es sentir una cultura, aquella lejana y degradada al gris que se ha perdido en su propio estar de fotografía. Yo no crecí en San Cristóbal, no siento la ciudad, no es parte de mis recuerdos; y sin embargo, al llegar a La Enseñanza… comprendí que, tal vez, algunos de los biólogos disparatados que hablan de una memoria genética, no están tan equivocados. Ahí pude “recordar” los pasos de mi madre, los lazos que me unen al entorno con una fuerza casi inteligible. Sin embargo…
Repito, una intención casi fetichista me hizo salir de la casa esa tarde. Se inauguraba una librería. Un recuerdo, un homenaje, no lo sé, a otra gran librería. Se abrió, en la vieja Ciudad Real, una versión tránsfuga de aquella librería casi mítica de Coyoacán: El Parnaso. Y, bueno, tan dado estoy a los libros que anduve por la estantería como desquiciado. Ahí me llevé un Martín Fierro ilustrado por Fontanarrosa y una bella edición de La invención de Morel, publicados por Ediciones de la Flor. Una biografía de Rafael Alberti y un Gaturro. Ya sin un peso en el bolsillo, me decidí a pedir explicaciones. De qué se trata. La respuesta vino de Yksmark Kramsky, director de La Enseñanza, Casa de la Ciudad: “La librería, creo, nace por el valor de atracción que tiene La Enseñanza, Casa de la Ciudad. Por otro lado, esta oportunidad que tenemos de abrir El Parnaso de San Cristóbal, después del fatídico cierre de El Parnaso de Coyoacán, es un mensaje que nos dice, esperemos, que San Cristóbal sea una ciudad con la capacidad y con los clientes para soportar una librería de este calibre.” 


Una frase me llamó la atención y me hizo volver la vista hacia otro lado: “valor de atracción”. Qué es lo atractivo de La Enseñanza…, qué ofrece en el medio casi desértico de los espacios culturales que “existen” en San Cristóbal de las Casas. “Bueno, aquí se pretende promover, rescatar y fomentar el patrimonio cultural, arquitectónico y ambiental de San Cristóbal”, me dijo Kramsky. Sin embargo, aún dudo. “Valor de atracción”. Claro, tengo en la memoria lo dicho al principio, eso de “La Enseñanza… es una ciudad dentro de otra.” Todo está dispuesto para ser un festín cognitivo: la arquitectura, impecable; la apuesta cultural, rigurosa. Y para complementar dice el joven director: “Lo que esperamos, te lo voy a dividir, lo que queremos hacer a corto plazo y a largo plazo: a largo plazo, en una de las áreas de la casa, hacer la Cocina-taller María Adelina Flores, en donde enseñemos a los jóvenes a cocinar lo que ya estamos perdiendo: los embutidos, los dulces tradicionales, la mistela, el pan tradicional; y que cualquier persona pueda venir aquí a tomar los cursos y a comer lo que aquí se prepare. Pensamos, también, abrir la Escuela-taller Carlos Z. Flores, que es en donde se fomentará las artes y oficios de los barrios de San Cristóbal: la herrería, la vela floreada… aquello que hacíamos en nuestra ciudad. La idea es que al venir puedas encontrar, en una parte, el pan más rico y, en otro, por ejemplo, los juguetes tradicionales que se hacían en el barrio de Guadalupe. Asimismo, crear la Sala de Música Hermanos Domínguez, para clases de piano. Pero, eso, se va a lograr en algunos años con el apoyo de grandes instituciones y sobre todo de nuestras autoridades. Lo que nos tiene, ahora, es esta primera etapa. Que es más ciudadana. Cuando me invitaron a La Enseñanza y me dijeron que era la Casa de la Ciudad, lo primero que dije es que teníamos que abrirla a la ciudadanía. Porque, entonces, si no se abría, la gente sólo la vería como la Casa de la Ciudad de nombre. Lo que queremos de ciudadanizar La Enseñanza. Y en esta primera etapa, que ya empezamos con la apertura de El Parnaso de San Cristóbal y la conferencia del maestro Daniel Divinsky, vamos a tener eventos confirmados para febrero y marzo. Meses en lo que inauguraremos el área de museo con la exposición fotográfica «San Cristóbal del siglo XX en la mirada de tres fotógrafos», que son Marcel Jacobson, Gertrude Duby y Vicente Kramsky, a través de un trabajo de rescate que está haciendo Daniel Garduño. En última instancia lo que queremos es que todos sientan suya la casa.”
Recuerdo que Consuelo Sáizar dijo a propósito de La Ciudadela: “Es un tributo vivo al pensamiento humano.” No me equivoco al decir que La Enseñanza, Casa de la Ciudad, puede llegar a ser un lugar de estas características. Hay tanto de humano en ella, tanto de cultura, que es imposible sustraerse, emergencia renacentista, de pensar este espacio como un pequeño mundo de posibilidades.             

Publicado originalmente en el suplemento cultural "Rayuela" del periódico El Péndulo, No. 204, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. 

Fotografías de La Enseñanza, Casa de la Ciudad: Lorena Díaz








2 comentarios:

B A W Y dijo...

Está bonita la librería, y los libros. Pinche Rawy, no me dijiste que ibas a estar en el café de la Mary. ¿Cuál es la dirección?

Anónimo dijo...

Ay comentario un tanto tardado.